A través de una revisión de lunares se puede detectar a tiempo un tipo de cáncer de piel, como es el melanoma. Mediante un autoexamen podemos detectar alguna anomalía o un nuevo lunar en nuestra piel y consultar con un dermatólogo.
En cada revisión de lunares debemos examinar todo el cuerpo en busca de cambios o nuevos. Para ello debemos revisar todo el cuerpo. Comenzando desde la cabeza, prestando atención a los lunares presentes en el cuero cabelludo. Finalizando en la planta de los pies, sin olvidar las zonas entre los dedos y en la ingle o entrepierna.
Cada lunar es importante y para notar si sufren o no modificaciones podemos tomar fotos de ellos a la misma hora del día, exponiéndose a la misma cantidad de luz. En el nombre del archivo de la foto debemos agregar la fecha. De esta manera podremos seguir las modificaciones de los lunares. Pero, ¿qué es lo que nos debe llamar la atención?
Todos los lunares deben tener una forma simétrica. Si alguna mitad no es idéntica a la otra se trata de una asimetría, una razón para realizar una revisión de lunares con un dermatólogo.
Los lunares deben tener un borde bien limitado. Si su borde es borroso o irregular es un factor de atención.
Si el lunar que estamos examinando posee varias tonalidades, como por ejemplo, diferentes tonos de canela, marrón, negro, azul, blanco o rojo, tienes que consultar con un profesional.
Los lunares pueden alcanzar hasta unos 6 milímetros de diámetro. Si encuentras un lunar que tenga un diámetro mayor es mejor consultar.
El lunar no debe tener volumen o elevarse del nivel de la piel. Si notamos al tacto que tiene un mayor volumen necesitamos que un dermatólogo lo examine.
En cada revisión de lunares debemos tener presente estos 5 puntos. Si todos se encuentran dentro de los valores normales no tenemos que preocuparnos. En el caso de que notemos una diferencia tenemos que realizar una consulta con el dermatólogo para estar tranquilos.
Es importante realizar un autoexamen mensual, revisando en cada ocasión si vemos algún cambio en los lunares o manchas en la piel. Si notamos algún cambio en su tamaño, volumen o color debemos realizar una consulta con un dermatólogo profesional. Porque pueden dar indicio de un problema de piel. Especialmente, si tenemos más de 25 años y notamos un nuevo lugar.
Si en nuestra historia familiar hay antecedentes de cáncer de piel o melanoma es mejor realizarse una revisión de lunares con una frecuencia regular con un dermatólogo. La piel clara es otro de los factores que pueden predisponer al desarrollo de enfermedades provocadas por la exposición al sol.
Además de estos factores genéticos, los cuales no podemos sortear, existen otros que pueden potenciar el riesgo de desarrollar enfermedades en la piel. Entre ellos se encuentra la exposición prolongada al sol sin protección solar.
Es muy frecuente que los adolescentes y niños pasen horas bajo el sol sin una protección solar adecuada. Esto es un riesgo porque el efecto de los rayos UV del sol son acumulativos en la piel.
A corto plazo puede afectar la coloración de los lunares a causa de una producción más elevada de melanina, como defensa de la piel.
Pero a largo plazo puede aumentar la probabilidad de desarrollar nuevos lunares o léntigo solar. Estos nuevos lunares se conocen como nevos adquiridos y pueden aparecer en áreas expuestas al sol con frecuencia. Aquí te contamos todo acerca de la importancia del fotoprotector para prevenir manchas.
Un sistema inmune debilitado puede llegar a ser un factor de riesgo en el desarrollo de cáncer de piel.
Los dermatólogos nos dan algunos consejos muy importantes para cuidar adecuadamente nuestros lunares:
Al mismo tiempo es importante seguir las recomendaciones de los dermatólogos para minimizar los riesgos.