El estrés afecta la apariencia y la salud de nuestra piel. Puesto que el stress produce cambios en la conexión entre el sistema nervioso y el sistema inmunológico. El stress puede ser desencadenado por una amplia variedad de situaciones y factores. Al mismo tiempo, lo que puede ser estresante para una persona puede no serlo para otra.
Si eres una persona que lidia con situaciones estresantes probablemente has notado algunos cambios en tu piel. En esta nota te ayudamos a minimizar los efectos del estrés y mejorar el daño causado a nuestra piel.
Entre los efectos más comunes del estrés en la piel se incluyen los siguientes:
El stress puede aumentar la producción de determinadas hormonas como el cortisol, lo que puede aumentar la producción de sebo en la piel. Por esta razón, se puede producir una obstrucción de los poros, lo que a su vez favorece a la formación de granos y espinillas.
Agravamiento de condiciones preexistentes
Además del acné, pasar por situaciones estresantes, puede desencadenar en nuevos brotes de otras afecciones de la piel como psoriasis o eczemas. Si estas afecciones ya existen hace que sea más difícil de controlar.
El estrés puede desencadenar reacciones alérgicas en la piel, con síntomas como urticaria, ronchas rojas con picazón o sarpullidos.
El estrés crónico puede acelerar el proceso de envejecimiento de la piel, ya que influye en negativamente en la producción de colágeno y elastina, proteínas que mantienen la piel firme y elástica.
Como un efecto directo de vivir situaciones frecuentes de stress nuestra piel se vuelve más sensible. Como consecuencia de ello, aparece la dermatitis de contacto, una reacción alérgica a ciertas sustancias.
El estrés puede debilitar la barrera protectora natural de la piel, lo que la hace más susceptible a la irritación y a la pérdida de humedad.
La circulación sanguínea también se ve afectada por el stress. Por esta razón, la piel tiene una apariencia apagada y sin vida.
El efecto del stress puede afectar de manera diferente a cada persona, dependiendo de factores individuales, como la genética, la dieta y los hábitos de cuidado de la piel.
Es importante reconocer cuáles son las situaciones que te generan estrés y buscar maneras de gestionarlo y mitigarlo de manera saludable. Para comenzar existen muchas estrategias efectivas para calmar el estrés en tu vida. Entre las más efectivas se encuentran:
Estas prácticas implican enfocarse en el momento presente y ayudan a calmar la mente y reducir el estrés causado por la ansiedad. Hay muchas aplicaciones y recursos en línea que pueden guiar tu práctica.
El ejercicio libera endorfinas, sustancias químicas que mejoran el estado de ánimo, y puede ayudar a reducir el estrés. Encuentra una actividad física que disfrutes y practícalo regularmente.
Dedica tiempo a actividades que disfrutes, ya sea leer, pintar, cocinar, escuchar música o cualquier actividad que te aleje de la realidad.
Dedica tiempo a desconectarte de los dispositivos electrónicos. La sobreexposición a la tecnología puede contribuir al estrés.
El tiempo y calidad del sueño es fundamental para mantener el equilibrio emocional y la capacidad de lidiar con el estrés.
Existen algunas técnicas que ayudan a manejar el stress, como la relajación progresiva o la visualización guiada.
Tener una rutina diaria puede proporcionar estructura y previsibilidad, lo que puede ayudar a reducir la sensación de caos y estrés. Además, aprender a decir "no" cuando te sientes sobrecargado es esencial para mantener un equilibrio en tu vida.
Cuidar una piel estresada implica adoptar una rutina de cuidado adecuada y adoptar hábitos que promuevan la salud y el bienestar. Ten en cuenta que si vives una vida apurada lo mejor es mantener una rutina simple, pero completa. Evita productos excesivamente complicados o con demasiados ingredientes.
Una rutina completa comienza con una limpieza suave con productos acordes a tu piel, luego aplica una crema hidratante con ácido hialurónico y ceramidas. Usa un protector solar de amplio espectro con al menos SPF 30 todos los días, incluso en días nublados. La exposición al sol puede empeorar la piel estresada.
Trata de evitar productos con ingredientes irritantes, como fragancias fuertes, alcohol o productos que contengan demasiados químicos agresivos.
Puedes usar mascarillas calmantes ocasionalmente para ayudar a aliviar la irritación y reducir la inflamación. Evita frotar o tocar la piel con demasiada fuerza, ya que esto puede empeorar la irritación.
Asegúrate de dormir lo suficiente. El sueño adecuado es esencial para la salud de la piel y la capacidad de recuperación.
Aunque estés ocupado o estresado, trata de no saltarte tu rutina de cuidado de la piel. La consistencia es clave para obtener resultados a largo plazo. Recuerda que el cuidado de la piel es una forma de autocuidado, y dedicar tiempo a cuidar de ti mismo puede ser una forma efectiva de manejar el estrés.
Recuerda que cada piel es única, por lo que es importante prestar atención a las necesidades individuales de tu piel y ajustar tu rutina de cuidado en consecuencia.
Ten en cuenta que cada persona es diferente, así que es posible que algunas técnicas funcionen mejor para ti que otras. Si sientes que el estrés está afectando gravemente tu calidad de vida, considera buscar apoyo de un profesional de la salud mental y si experimentas problemas de piel relacionados con el estrés, es aconsejable consultar a un dermatólogo para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.