La infancia es una etapa crucial en el desarrollo humano, donde se siembran las bases de la autoestima. El modo en que los niños se perciben a sí mismos afecta directamente su bienestar emocional y su capacidad para enfrentar desafíos. Como adultos responsables, podemos desempeñar un papel vital en el fomento de una autoestima saludable en los más pequeños.